¿Cómo que el Palacio Nacional fue destruido? 😱

Para entrar un poco en contexto, debemos apreciar los cuadros de “La Plaza Mayor” que se pintaron en aquella época; mostraban al México antiguo, ya invadido por gente española, la Nueva España sería reflejada en muchísimas pinturas de este tipo. Recordando algunas como la de Cristóbal de Villalpando, podemos observar una parte del majestuoso Palacio Nacional en ellas, pero ¿qué historia alberga este inmenso edificio?

Palacio Nacional, México D.F., México, 2013-10-16, DD 119.JPG

Viajamos hasta el año de 1522, poco después de que se diera la conquista española en México; a la llegada de Hernán Cortés después de conquistar Tenochtitlán (lo que hoy conocemos como el centro histórico de la Ciudad de México) manda construir un gran palacio para su uso personal en alguna parte de lo que antes era Tenochtitlán. Por lo que La Plaza Mayor de la Nueva España presumía la inmensa propiedad habitada por Hernán Cortés.


Por muchos años siguientes, el Palacio Nacional fue la residencia de muchos emperadores y virreyes, por lo que el lugar se convirtió en un símbolo del poder político y de la burocracia que se imponía en México. Edificio que distinguía de los demás para hacer notar la fuerza que el gobierno (por así decirlo) español, tenía sobre los indígenas mexicanos.

Fue en el año de 1624 cuando se dio una primera “probadita” de lo que vendría siendo una causa de la destrucción de este majestuoso lugar, y es que una trifulca dirigida por indígenas, mulatos y mestizos se metieron al palacio a gritos, y con palos y piedras en manos protestando en contra del gobierno y del virrey de ese tiempo, mientras otros “rebeldes” dañaban y saqueaban el edificio.

Pero fue el 8 de junio de 1692 cuando sucedió la gran causa de la destrucción, parcialmente hablando, del Palacio Nacional, pues alrededor de unos ocho mil indígenas originarios provenientes de Tenochtitlán, se reunieron en la Plaza Mayor para exigir alimento, pues luego de un gran periodo de hambruna, los indígenas reaccionaron con una trifulca (desde aquí nos damos cuenta de la existencia de las “marchas”, término que conocemos muy bien en la actualidad, por parte de un pueblo que está cansado, humillado y desquebrajado), acto que causó una muy mala reacción por parte del virrey del momento, quien ordenó a sus soldados disparar ante la multitud de indígenas que protestaba (¿no les recuerda esto al triste movimiento estudiantil del 68? Bien dicen que quien no conoce su historia, está destinado a repetirla), entre los muertos indígenas se encontraron varias mujeres embarazadas, esto provocó que la población indígena se enardeciera mucho más, por lo que irrumpieron en el Palacio Nacional donde éste fue saqueado y quemado.

Cabe mencionar que el historiador Carlos de Sigüenza y Góngora trató de salvar varios archivos coloniales que almacenaba el palacio en su interior. Al día siguiente, la vista del Palacio Nacional era desoladora, triste y muy desgarradora… se había destruido en gran parte, pues las cenizas cubrían el cimiento del suelo.

El palacio quedó en ruinas por varios años, pero fue hasta 1711 cuando por órdenes del virrey Pedro Cebrián, se mandó a iniciar una reconstrucción del palacio con la condición de que se mantuviera su arquitectura original, agregándole algunos detalles barrocos. Por tanto, sabemos que el Palacio Nacional estuvo bajo obra negra durante todo el siglo XVIII.

Fue hasta el siglo XIX que el edificio abrió nuevamente sus puertas para que se le pudiera ejercer un uso. Después de tantos dimes y diretes entre virreyes y emperadores, tras la caída de Agustín de Iturbide en 1823, el palacio fue finalmente denominado como PALACIO NACIONAL y se ejercieron en su interior el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.


Actualmente, el Palacio Nacional es un patrimonio muy importante que forma parte de la cultura y la historia de México a lo largo de muchísimos años; aquí es donde se da “el grito de independencia” cada 15 de septiembre, además de que se realizan muchísimas actividades diferentes dentro del recinto.


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