Museo Universitario del Chopo 💒

El día de hoy, entre relámpagos y una tupida llovizna, tuve la gran oportunidad de conocer uno de los lugares más bonitos de la Ciudad de México… el Museo Universitario del Chopo. ¡Wow!

No tengo más que una cara de completa estupefacción y asombro cada vez que recuerdo este lugar… ¡qué precioso es! Profe Jorge, si está leyendo esto, quiero darle las gracias por habernos mandado a este museo, ¡muchas gracias! De no ser por usted, nunca lo hubiera conocido… quiero ir a más lugares así.

A pesar de que no soy estudiante de arquitectura, y no se mucho en relación a este arte, tengo que reconocer que es de aplaudirse, y digno de admirarse un lugar como el museo del chopo, no sólo por el simple hecho de ser un museo y de entrar a apreciar exposiciones a sus múltiples salas, sino porque lo que vale la pena de este museo es su arquitectura… ¡la verdad!

Iba yo poniendo un pie dentro del recinto, y ya no podía dar el otro de lo impactada que estaba al mirar al techo… ¡entraba muchísima luz! Y además ¡se veía enorme! Cuando estaba afuera estacionando el auto antes de entrar, pensé: “que museo tan pequeño y escondido”, al menos, esa fue la impresión que me dio por fuera, pero cuando ya estaba dentro de él, me quedé con cara de Oh My God!!!! 😍😮😫😱 Nada que ver con lo que aparenta por fuera.

La forma en la que está diseñado le da en su interior una amplitud impresionante. La estructura del museo es completamente de hierro, ¡toda!, complementada con vidrio, material que hace que le de muchísima iluminación en su interior. La arquitectura es realmente bella, está muy bien distribuida y hace que todos los espacios interiores se ocupen de manera armónica.

Sigue un sueño religioso… ¡sí!; por fuera da la impresión de que es una iglesia, pero nada que ver. Es también una arquitectura vertical que ayuda, de igual manera, a ampliar el espacio por dentro, pues en realidad, se ubica en un espacio pequeño hablando de su distribución en metros cuadrados.

Quedé maravillada de este lugar, ¡me gustó muchísimo! Surgió en mí ese gusto por querer apreciar este tipo de arte… naufragar en todo tipo de arquitectura, ¡genial!